
En ocasiones el llanto de un bebé puede ser inconsolable y agotador, es probable que nada funcione y siga llorando a pesar de tus intentos para calmarle. La mayor parte de las veces no será por enfermedad, es su forma de llamar la atención del cuidador y es normal que el llanto vaya en aumento durante las primeras semanas llegando a llorar una media de 3 horas diarias.
En primer lugar, asegúrate de que sus necesidades básicas están cubiertas:
- Aliméntalo
- Comprueba el pañal por si necesita un cambio
- Asegúrate de que no está demasiado abrigado o incómodo
- Acúnale o cógelo en brazos mientras le susurras con dulzura o le cantas.
- Ofrécele el pecho o el chupete.
Si a pesar de esas medidas sigue llorando y sientes que estás perdiendo la calma, tómate un respiro y pide a otro adulto que te sustituya. Si estás solo/a es preferible dejar al bebé solo mientras te relajas que acabar sacudiéndolo enérgicamente para que cese el llanto.

Zarandear a un bebé puede tener consecuencias fatales como graves secuelas neurológicas, la ceguera o la muerte. La cabeza relativamente grande del bebé en relación con su cuerpo y la poca fuerza a nivel cervical van a hacerle especialmente vulnerable a movimientos de latigazo cervical como puede suponer la sacudida o zarandeo, provocándole sangrado intracraneal y a nivel ocular. A este cuadro se le conoce como síndrome del bebé zarandeado.

Imágenes elaboradas por Adrián García Ron
Consulta más información en los siguientes enlaces:
https://enfamilia.aeped.es/prevencion/sindrome-nino-zarandeado
Síndrome del niño zarandeado: Lo que todos deberíamos saber | Familia y Salud
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